Además de tradición centenaria y motor cultural, el rodeo goza de una condición privilegiada: es el Deporte Nacional de Chile desde 1962, una realidad que ciertos detractores han puesto en duda, pero aquí nos ocupamos de reafirmar.
Se ha vuelto costumbre que entre agosto y septiembre de cada año, se propaguen afirmaciones y mitos intencionados contra nuestra actividad que no son tales.
Sin embargo, en la última ofensiva comunicacional, hubo una declaración que llamó especialmente la atención: la ONG Animal Libre cuestionó el estatus de Deporte Nacional que tiene el rodeo, un honor del que nos sentimos altamente orgullosos y nos corresponde defender.
1961, el año decisivo.
Hasta 1961, la actividad corralera estuvo amparada por la extinta Asociación de Criadores de Caballares. Pero, como de su nombre se desprende, dicha organización tenía el foco puesto en la crianza y ya no era capaz de tutelar una competencia que crecía vertiginosamente; era necesario dotarla de su propia institucionalidad.
Así, el lunes 22 de mayo de 1961, 28 visionarios fundaron la Federación del Rodeo Chileno, cuyo primer Directorio encabezó Fernando Hurtado. Cuatro meses más tarde, el Ministro de Justicia Enrique Ortúzar dictó el Decreto que concedió personalidad jurídica a la naciente entidad.
Deporte Nacional.
Las gestiones posteriores apuntaron a afiliarla al Consejo Nacional de Deportes y Comité Olímpico de Chile, lo que fue aprobado mediante el Oficio N° 269 del miércoles 10 de enero de 1962, reconociendo al rodeo como disciplina deportiva en sentido estricto [1], otorgándole la calidad de Deporte Nacional.
Además, existen otras manifestaciones del Estado que le atribuyen carácter deportivo: la Ley N° 20.380 sobre protección de animales y la pronta incorporación de la Federación del Rodeo Chileno al Ministerio del Deporte que la convertirá en Federación Deportiva Nacional (FDN).
32.2) Para conocer y aprender; el rodeo, Deporte Nacional
[1] GREENE, Francisca; MALDONADO, Fernanda. «El rodeo como Deporte Nacional». Valparaíso: Asesoría Técnica Parlamentaria de la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile, 2015. 9 p.